Alcaldes de Talaigua
La vida
jurídica del Municipio se inició el 1º de enero de 1985. Ante la inminencia del
nombramiento del alcalde por parte del gobernador, sus habitantes, orientados
por quienes habían estado al frente del Comité Pro-Municipio, organizaron una
reunión en la Plaza “Santander” para
escoger el nombre de la persona que debería ocupar tan alta dignidad. Se
barajaron varios, teniendo en cuenta el papel que habían jugado en la heroica
gesta, y sonaron entre otros Alfonso Herrera Urbina, Fanor Martínez Panza,
Ramón Oliveros, Víctor Raúl Martínez, Juan Matute, Alfredo de la Peña, Driwaldo
Camelo Lascarro y José Canedo, entre otros.
Realizada
la votación a viva voz por los allí presentes, se eligió como candidato único a
ocupar el cargo de primer alcalde del recién creado municipio al profesional
del derecho Driwaldo Camelo Lascarro, quien a la postre, con el apoyo del
movimiento Faciolincista, sería ratificado por el entonces gobernador, doctor
Arturo Matson Figueroa.
El 1 de
enero de 1985 comenzó la vida jurídica de Talaigua Nuevo como municipio del
Departamento de Bolívar. Driwaldo Camelo Lascarro acondicionó el edificio de la
Inspección Central. En ese mismo lugar estuvo la administración de don Mamerto
Quevedo unos meses, hasta que se trasladó al antiguo Puesto de Salud, ubicado
frente a Escuela Rural de Varones y que había sido abandonado, debido a que
durante los meses de octubre a diciembre a causa de las últimas crecientes se
había inundado y la edificación se encontraba deteriorada. Sin embargo, allí se
instaló la administración, donde años después se construiría el Palacio de la Taruya.
Es muy
importante decir, que la vida de Talaigua como municipio, no solo trajo
beneficios para la comunidad, sino también el nacimiento de una nueva clase
política que a medida que iban pasando los años se fue burocratizando y
aferrando al poder, hasta oxidarlo y convertir sus recursos en una especie de
caja menor del alcalde de turno en el que participan sus adláteres, allegado,
familiares y parientes.
A pesar de
que mediante un acuerdo suscrito por quienes estuvieron al frente de la gesta
emancipadora, tanto en Cartagena como en Talaigua, en la que se hizo un “pacto
de caballeros” de no heredar las costumbres perniciosas de la administración de
Mompox, esta ha sido la conducta de los alcaldes y concejales. Esa situación de
desmedro de las propias arcas del Municipio ha puesto en la picota pública a
varios burgomaestres que han sido suspendidos y sancionados por los organismos
de control de la administración pública.
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